Los paisajes dependen de quienes los habitan y de los ojos que los ven. La pandemia convirtió la fisonomía urbana en un envase vacío: el aislamiento permite recoger postales de una capital despoblada en pleno día. Esta realidad inusitada contrasta con el recuerdo del movimiento y la actividad que guarda el archivo fotográfico.
La calma aquieta la 24 de Septiembre, una de las zonas comerciales más concurridas de San Miguel de Tucumán.
El distanciamiento social enmudeció la esquina de las calles Mendoza y 25 de Mayo, punto de encuentro y de conversación de la capital.
La calesita, las hamacas y los toboganes quedaron suspendidos. Hasta los bancos añoran a sus ocupantes en la plaza Urquiza.